JOSE ARTIGAS (Protector de los Pueblos Libres)


Nota sobre la pelicula publicada en el Diraio El Observador del Lunes 22 de Junio de 1999.

Un Artigas para ver

El hombre cuyo nacimiento se homenajeó el sábado 19 de Junio, José Artigas, supo recibir otro calor de su pueblo. Y No es que el acto central en el Sauce, donde se crió pero no nació, haya estado fuera de la sintonía a la que los tiempos han acostumbrado

Por Andrés Alsina

Foto: M. Casacuberta

contra.jpg (32916 bytes)La fecha del sábado fue buena para revisar estantes, mover polvos y finalmente ver imágenes de cómo los restos del prócer eran acompañados por una multitud que colmaba 18 de Julio, la gente se apiñaba en las veredas a su paso, y desde los balcones tiraban flores a la tanqueta que lo llevaba.

Tanto ese vehículo militar como otros dos que lo escoltaban estaban cubiertos de flores puestas por ciudadanos, a las que la gente agregaba más y más, hasta que inevitablemente caían y eran pisadas por la muchedumbre que seguía el paso vivo de las Fuerzas Armadas. “Todo un mundo nos sigue”, escribía Artigas en el éxodo, y la historia se reiteraba, esta vez como homenaje.

Eso sucedió en 1950, cuando se cumplió el centenario de la muerte del prócer y sus blandengues le hicieron el cortejo de honor a sus restos desde el Panteón Nacional al Obelisco para ser velados en público. Durante toda la noche de ese sábado 23 de setiembre de 1950 la gente estuvo ante el Obelisco acordonado, en silencioso respeto a una desaparición que se sentía vigente, en una formidable demostración popular de civismo y amor al prócer que bien puede ser ejemplo en el continente.

Luego habló Luis Batlle, y era el presidente de todos, y desfilaron las Fuerzas Armadas, y eran las que nacieron con Artigas, en su marcha redoblada hacia la Batalla de Las Piedras en el otoño de 1811. Así era reconocido por la masiva concentración.

Estas escenas están en un documental que el entusiasmo tienta a calificar rápidamente como “la mejor película uruguaya”; en todo caso, el documental se llama José Artigas, protector de los pueblos libres (1950), y fue hecho por Enrico Gras, un documentalista italiano al que la información del casete de video identifica como alumno del maestro de cine Serguéi Eisenstein (1898 ­ 1948). También esta película de media hora, pese a que fue hecha por encargo de una comisión oficial de homenaje, lo muestra como alumno del maestro soviético: las imágenes son fuertes y producen reacciones inequívocas e intensas.

No puede evitarse el pensar que al propio Artigas le hubiese gustado la película, porque al ascetismo de su lenguaje se le agrega el de la notoria escasez de recursos: son apenas algunas tomas de noticieros de la época (Emelco, Uruguay al Día), y de monumentos, principalmente de Zorrilla y Belloni (está La Diligencia, aunque su inauguración es posterior, de 1952) y Los últimos charrúas, de Edmundo Prati, Gervasio Furest Muñoz y Enrique Lussich, y contadas escenas de la naturaleza. Su lenguaje es siempre preciso. El Artigas joven que se cría en la estancia de El Sauce es un potrillo medio corto de patas, parado desafiante, tal como puede imaginarse al propio José Gervasio; el paso del tiempo son las olas del Río de la Plata lamiendo la misma roca.

La expresividad de esas imágenes permite una síntesis muy pedagógica que lo hace francamente recomendable para su uso en aulas. Hilvana los hechos desde la ocupación indígena del territorio: “Antes de la conquista todo es libertad”, dice el texto en la pantalla. El desembarco de Solís en 1516 se marca por una bandada de pájaros blancos que huyen y tiene una nota trágica en la película, muda hasta el nacimiento del prócer en 1764.

Prácticamente lo único hablado son frases de Artigas tomadas de su correspondencia, la que está allí para marcar su tesitura ética ante la política y la historia. El primer sitio a Montevideo se derrumba y en julio de 1811 emprende su marcha al Ayuí: “No quiero que persona alguna venga a forzar. Todos voluntariamente deben empeñarse en su libertad. Quien no lo quiera deberá permanecer esclavo”. Y al recapitular: “El mundo entero venera nuestras virtudes, se lo cita. Al fin todos confiesan que la constancia del pueblo oriental sobre las márgenes del Río Uruguay garantizó los proyectos de toda América libre”.

Es cierto que sobre el final sobran imágenes de la actualidad, en una evidente concesión a los que encargaron la película. Pero son sólo un par de minutos de más en media hora de puro cine, con una fotografía que revela lo que el ojo cotidiano no ve.

La película fue rescatada de las brumas por Ronald Meltzer, editada en mil ejemplares con el semanario Brecha y hoy disponible por sólo siete dólares en su Video Imagen, en Pocitos, en los locales de Cinemateca y en línea en www.UruguayTotal.com/videos/ Vale la pena verla, aunque haya sido hecha hace medio siglo y aunque el aniversario del nacimiento de Artigas ya haya pasado, una vez más.


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